miércoles, 28 de noviembre de 2012

desprender

de mi niñez, 
y de mi vida entera.
es tan fuerte que no tiene palabras.
Me siento una niña otra vez,
chiquita, con deseos de protección.
Miro por la ventana de mi pieza, 
el palo borracho, su ojo,
y es indescriptible el peso de esta casa.
La mesa de piedra, y las enredaderas.
Todo me traduce a un mundo.
Los objetos tienen vida en mi,
son mi pasado. 
Y mis padres, tanto amor que ya es silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario