

El teatro era chiquito, repleto de decoraciones que me parecieron imposibles de ver. Suele pasarme que cuando veo mucho no veo nada. Ademas, los nervios. Tratando de controlarlos - y tengo que admitir que en gran parte lo logré-, esperé durante quince minutos, que llegara él. Cuando lo ví pensé que estaba malhumorado mucho despues sabria que en realidad tambien estaba nervioso. Me encanta darme cuenta la humanidad de la gente que muchas veces vemos impolutas, y eso es lo que me maravilló de mariano durante el tiempo que estuve con el. Era su perfección imperfecta. Era el, con su inmensidad a flor de piel, y yo sacandole fotos, tímidos al principio, despues empezamos a reirnos, en mi habia una sensacion de éxtasis, de libertad, de enamoramiento, mis sentimientos afloraban como recordando una melodia vieja y olvidada de la niñez. Ya no sentia miedo de tu rechazo, hasta despues, cuando mi miedo a que no sea correspondido, afloró y sigue al pie del cañon. Estaba como volando, disfrutando de tus gestos, a cada paso que dabas, cada movimiento me parecia conocido.
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