Hay dos arboles largos y secos,
que me emocionan.
Estoy en Maimará,
la gente de fiesta y yo intentando
ponerme en sintonia.
Pero mi espíritu quiere
tranquilidad y contemplación.
Veo estos árboles en el cielo maimareño
con la luna que parece una uña cortada,
y no lo puedo creer,
la inmensidad de todo.
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