martes, 22 de abril de 2014

El mar

Hay un núcleo que sostiene todo esto donde me encuentro inmersa.
Estoy en el mar.
Las olas tienen fuerza, como la que tengo yo.
Hay algo demasiado real en esto, en el agua toda, y eso asusta.
Es como el universo.
Nuestros huesos crujen
y los pájaros vuelan al atardecer en búsqueda de quien sabe que.
Somos humanos. Qué hermoso.
Y que lastima tener que olvidarlo para existir.

Quisiera saber

¿qué será de todo eso?
Tus ojos, tu sonrisa, tu voz,
¿dónde quedó?
porque ni tus ojos ni los mios son ya los mismos.
¿qué será de tu perfume?
de mi panza y de tus palabras,
 y esas poesías o cartas que me escribiste alguna vez,
que eran para mi tanto como para vos.
¿y de la sensación de ahogo corporal?
 ¿y donde quedaron los recuerdos de aquel épico viaje?
sentadas entre las piedras de San Luis
¿de que hablaríamos?
de la quietud el paisaje, de tardes calurosas, siesta, abandono...
que será de lo que ya no es pero en parte sigue siendo
porque vive en mi y en vos
aunque ya no lo pensemos ninguna de las dos,
y ya no nos dediquemos ni un día a la semana,
ni un día al mes a acordarnos.


Abuela

Cuando tenía 16 años
y mi abuela venia a casa,
la llevaba a caminar del brazo.
Primero la vuelta manzana,
Después iba agregando de a una cuadra
por las calles guillonenses
caminando lento, parando cada tanto.
Ahora pasaron los años,
ya no tengo a mi abuela, ni vivo en la misma casa
camino en una calle del barrio
ya cercano al atardecer.
Veo una chica que podría tranquilamente ser yo
con una señora del brazo
camisón floreado,
y música de pimpinela de fondo
“son las cosas de la vida son las cosas del querer” dice.
Y yo pienso,
en qué momento una persona
acepta que se va a ser su andar,
agarrado del brazo de una adolescente,
sintiéndose orgullosa por caminar
una cuadra mas.

Sapos
Nunca entendí que me provocaba
esa sensación de asquerosa desesperación.
Me acuerdo de los viajes a la Lucila,
viento, mar y la fría impersonalidad de los dúplex.
Solíamos ir a la playa de noche,
y cuando los veía no podía evitar
que mi cuerpo se contrajera
lanzando un grito que rompía con aquel silencio nocturno.
Parados, cual pequeñas estatuas silvestres
esperando para saltar,
o agarrar algún insecto perdido.
Y ahora los pienso,
y siento pena por ellos.
Con su lomo rugoso
y su papada gorda.
Sin decir nada, sin esperar nada.
En la esquina fría, mirando la gente pasar.
hoy
Hoy es un dia soleado y triste
me abrace a mi papá
olí su pelo y lloré arriba suyo.
Esto parece nunca acabar
¿que quiero ser?
¿para que estoy?
porque tengo una sola vida, y no muchas.
tengo que elegir,
pero mi vida es mucho para mi,
como para decir, soy esto.
Es tan redundante,
esta sociedad es redundante,
tendrían que colgarla,
y empezar de nuevo.
Pero ya estamos todos demasiado embarrados,
no sabríamos que hacer.
Desprenderme

 de mi niñez
Y de mi vida entera.
Es tan fuerte que no tiene palabras.
Me siento una niña otra vez
Chiquita, con deseos de protección.
Miro por la ventana de mi pieza,
El palo borracho, su ojo, y es indescriptible
El peso de esta casa.
La mesa de piedra, y las enredaderas.
Todo me traduce a un mundo.


Somos la sombra de nosotros mismos.
Vivimos imitándonos, armando, cortando,
¿será que hay algo de real en nosotros?
Espejos necesitamos,
Paginas de internet.
Si somos nuestro reflejo,
Lo que queda es la gran búsqueda,
Yo soy si me reconocen.
Un cumulo de voces y de miedo,
De sordas palabras,
Triste manera de negarse
como parte del todo.
¿Quiénes somos? ¿somos felices?
Estas y otras preguntas
Sin respuesta
Parecen resonar en nuestros oídos.
Ellos son distintos,
Ellos no nos entienden,
Solemos decir.
¡que simple que es su vida!
Exclamamos con desprecio,
Y con intima admiración.
¿Quiénes somos?
Los artistas.

domingo
¿qué me convirtió en esto?
mirando la ventana con rejas
en una puerta blanca,
mientras espero verte pasar
a comprar cigarrillos, o algo, algo, tarde o temprano
¿que me convirtió en esto?
sacando imágenes de sonrisas falsas
cuando trato de evitar el malestar
el ahogo.
mientras de reojo miro por la pequeña ventana
en el día gris y frio de domingo.


Ganas de escapar

El celular, la computadora, la pantalla de un color muy fuerte
y las ganas de salir.
el patio, el pasto que pica, las hormigas que pican,
el calor que te hace transpirar, y las ganas de salir.
La música, los gritos de Gabo,
las lecturas de cosas que no me gustan, el celular, y las ganas de salir.
La indefinición, la habitación poco ventilada,
el ventilador que rota, y las ganas de salir.
Los te quieros que me sobran y los que me faltan,
las palabras que otras personas dicen por mi y
 las que callan los que tendrían que decir y las Ganas de escapar.

Que hago acá,
con piernas –y no camino.
Con una boca para hablar
y una risa para soltar.
Que hago yo aca,
colectivo maldito
innumerable, ¿importa?
¿importa algo acaso?
Joyita  turismo  piedra cosmigonon
San juan  pvc.
A mi no me pasa nada, no soy nada.
No tengo profesión
ni una vida para actuar
ni alguien a quien contárselo,
si esto muere aca.
Siempre queda lo esencial
por escribir.

Por la corriente del rio
viaja
una pileta de plástico,
con gente nadando dentro.

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