sábado, 30 de octubre de 2010

cronicas de un censo

Entrar en las casas me producia una sensación dificil de explicar.. era como si a traves de ellos pudiera quererme un poco mas, y quererlos un poco mas, y amar la existencia un poco mas. Que indefensas son las personas, que simples, de esa simpleza enroscada pero simpleza al fin.
Era la primer cuadra, cuando entré lo primero que me llamó la atención fueron las plantas... una casa antigua, un ventanal con plantas altísimas y hermosa a mi gusto. La señora que me atendió ya a simple vista se notaba su afectación. Una de esas señoras amargadas con el pelo gris, lacio atado, con pocas cejas - parecían despeinados los pocos pelitos que tenía- ropa muy oscura sería porque no me quedó en la memoria. Tenía un semblante entre triste y enigmático. Apenas entré a la casa, como para romper el molde, le digo que tenia una casa hermosa. No me responde. Seguimos con una pequeña charla donde me cuenta que vive con su hermano, que en este momento no está, que vivían con su padre que ha muerto hace tres meses. Que arriba vive su prima, también sola. La señora tendría unos cincuenticinco años, y se notaba afectada por la muerte del padre. Hablaba con una voz muy baja, en camara lenta, no me miraba. Mi mente maliciosa pensaba en que es digna de una obra de teatro y esa sensación se repitió en toda la tarde.

Mas tarde conocí a muchas otras señoras solas. Señoras que no salen a la calle por miedo a la "inseguridad" y yo estube seriamente pensando en decirle que al lado, en frente o a la vuelta tenía otra señora que podía compartir su soledad.

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